Nuestro autor no es historiador de arte, sino un cocinero profesional. ¿Cómo ve la obra "El país de Jauja" de Pieter Bruegel?
Tengo que advertirte de antemano: si caminas por la Alte Pinakothek (museo) con una dirección fija, te sentirás culpable. No me gusta pasar por delante del arte como si nada, prefiero dejar que me impresione. Sobre todo con las obras antiguas, a menudo me paro frente a un cuadro que ya he visto en libros, en postales o en bolsas de tela y me conmueve estar frente al original. ¿Por qué me atrae la Alte Pinakothek? Estoy observando un cuadro titulado "El país de Jauja", pintado por Pieter Bruegel el Viejo. Está colgado en el primer piso.
La primera vez que estuve frente a "El país de Jauja" me di cuenta de lo pequeño que es el cuadro. Es una pintura estupenda, pero ¿puede este formato representar el hedonismo? Quizás deberíamos preguntarnos si el país de Jauja tiene algo que ver con el hedonismo. Al pensar en el país de Jauja siempre imaginamos un lugar donde los pollos asados vuelan hasta tu boca. Históricamente se trata de un lugar concreto, unas veces ubicado al sureste de Toulouse, como el "Pays de Cocagne" y otras al oeste de España, llamado "Cocania".
Si lo miras de cerca, el "El país de Jauja" de Bruegel no es en absoluto una escena llena de maravillas, pero tiene una disposición más clara de lo que parece a primera vista. Tres hombres fornidos yacen bajo un árbol y alrededor de una mesa puesta. Uno de ellos parece estar atormentado. De otro solo vemos su espalda, pero debe estar incómodo, ya que tiene un trillo bajo las costillas que seguro que le hace daño. ¿Por qué un trillo? Dudo que en el país de Jauja haya que trabajar la tierra. Entre ellos pasea un huevo con una cuchara que recuerda la historia de Humpty Dumpty. Este huevo, junto con el cerdo asado que retoza con un cuchillo clavado en su costado y el ganso que parece que está tomando el sol sobre un plato, recuerda a los cuadros estrambóticos, absurdos y divertidos de Hieronymus Bosch.
Como profesional gastronómico, me preocupa ver que los personajes del cuadro no tienen nada que beber.
El pobre caballero, que también está tendido bajo el árbol, se ha quitado el guante de hierro y probablemente ya se ha hartado de comer. ¿Serían ya populares de aquella las torrijas? (conocidas como "Arme Ritter", "pobre caballero" en alemán) Es sorprendente lo incómodos que están los personajes de este país de Jauja. Sin embargo, también es relativamente democrático: queda claro que se trata de un erudito (abrigo de piel, cuaderno), un granjero (azotador) y un caballero (armadura). En el fondo hay otro caballero que aguarda ansioso a que alguno de los pasteles se deslice del techo de la cabaña hasta su boca. Las cosas no han cambiado mucho: seguimos esperando que las cosas nos caigan del cielo.
Como profesional gastronómico, me preocupa ver que los personajes del cuadro no tienen nada que beber. La única botella de vino parece estar vacía. Si yo fuera el anfitrión, sería una situación embarazosa. Siempre tiene que haber agua (con gas y sin gas), cerveza y vino de sobra. Eso sí, nada de refrescos, ya que perturban las papilas gustativas. Como mucho, solo para acompañar a un plato de pasta un día de resaca. ¡La gente del cuadro no tiene nada que beber! Me dan ganas de llamar al servicio para que traiga rápidamente agua, cerveza y vino. ¿Qué pasa aquí? A decir verdad, la mesa no está precisamente llena de manjares: dos salchichas, codornices y un conejo... estos tres hombres no tienen ni para empezar. Quizás explique la mirada del erudito: ¿hay algo más? ¿O eso era todo? El vino está vacío... ¿y qué crece en ese árbol? ¿Un kebab? No alcanzo a verlo.
Retrocedo unos pasos (a veces hay que distanciarse para entender las cosas) y entonces me doy cuenta de qué me suena este grupo de hombres tan distintos: ¡los he visto innumerables veces en el prado de la colina detrás del Oktoberfest! De hecho: ¿no es el Oktoberfest nuestro actual país de Jauja? La abundancia, el hedonismo, la libertad de movimiento... todo lo que se cuenta en la imagen también sucede allí. ¿Cuesta algo entrar al país de Jauja de Bruegel? Puede ser, ya que en la esquina superior derecha hay una persona que intenta huir por encima de un árbol a través de un agujero entre las nubes. Quizás se quiere ir sin pagar. ¿Por qué? ¿Su conciencia católica le impide disfrutar de estos placeres desmedidos? ¿Sufre acidez estomacal? ¿Tiene morriña? Nunca antes había pensado en la fuga del país de Jauja. Los únicos que hablaron de ella fueron Deichkind en su canción:
Kaffee, Mett und Karamell
Mein Herz ist fett und rasend schnell
Ich pflück am Zigarettenstrauch
Ich muss das, weil ich Kette rauch
Ich zünd den Cognac-Regen an
Weil ich so nicht mehr leben kann
Der Brathahn fliegt in’n Mund hinein
Ich kann nicht mehr, ich will nicht
Nein!
Ahora que lo pienso... parece que los pantalones del fugitivo se ensanchan sospechosamente, así que quizás la nube sea de algodón de azúcar. La situación en el momento de la creación del cuadro explica muchas cosas. Europa estaba pasando por la "Pequeña Edad de Hielo", una época en la que los ríos y lagos estaban congelados durante mucho tiempo, los inviernos eran más largos y las cosechas no eran tan buenas. Probablemente esta sea la razón por la que los tres hombres van tan abrigados. Bruegel sitúa el país de Jauja en una zona mediterránea, tal y como indica el higo chumbo que se puede ver al lado derecho de la imagen. Un pequeño inciso: la Pequeña Edad de Hielo fue responsable de la invención de las patatas fritas. Los ríos de Bélgica se congelaron repentinamente en invierno, así que la gente que solía comer pescado del río frito no tuvo más remedio que freír patatas y mojarlas en mayonesa en su lugar.
El cuadro no da mucho más de sí, pero aún hay un detalle muy interesante: Bruegel representa el "otro lado", más allá del país de Jauja, en el horizonte. ¿Lo hace para mejorar el "lugar del anhelo"? En ese otro lado se ve el mar y los barcos, ¿quizás simbolice a los pescadores y a la sociedad laboral? ¿O son multitudes enojadas que tratan de entrar por mar al país de Jauja? ¿Será la nube suficiente para aislar el área? Ese es el intríngulis de la historia del país de Jauja: no tiene gracia si está disponible para todos. Desde un punto de vista hedonístico, como lo ha pintado Bruegel, creo que podría haber de sobra para todos, pero en general opino lo contrario.
De hecho: ¿no es el Oktoberfest nuestro actual país de Jauja? La abundancia, el hedonismo, la libertad de movimiento... todo lo que se cuenta en la imagen también sucede allí.
No sabemos si Bruegel pintó sobre una tabla de roble porque no podía permitirse un lienzo, pero puede que esto haya ayudado a su conservación. Siempre me fascina que estas obras hayan llegado intactas hasta la Alte Pinakothek, ya que algunas de ellas tienen cientos de años y han sobrevivido épocas muy complicadas. Yo no sería capaz de conservar nada durante veinte años sin que se me cayese una esquina o se rompiese en pedazos. Supongo que los anteriores dueños de estas obras de arte tenían más de estabilidad en sus vidas que yo y no tenían que mudarse constantemente. Si podían permitirse estos cuadros, seguramente ya habían encontrado un hogar apropiado. Hoy en día, en Múnich esto es bastante difícil.
Sven Katmando Christ es cocinero, amante de la música y un buen bailarín. Su comida favorita es cualquier cosa que aún no haya probado.