Nuestra autora es bloguera de moda. Hoy observa la obra "Jenenser Student" de Ferdinand Hodler.
Un traje bastante atemporal, me imagino. Estoy en la luminosa Pinakothek der Moderne (museo), ante un enorme óleo del simbolista y pintor modernista suizo Ferdinand Hodler de 1908. Muestra a un joven que se está poniendo su abrigo, casi a tamaño real. Parece como si se acabara de levantar de una silla de madera en una mesa del Bar Centrale, después de leer el periódico tranquilamente y apresurarse a tomar un expreso. Aunque este hombre es el protagonista de una pintura al óleo de hace 112 años, creo que su atuendo es bastante bueno. Muy clásico, valioso y universal.
La verdad es que me lo pondría en 2020, incluso como mujer. Como indica el título del cuadro, el joven es un estudiante de Jena. Sus mejillas sonrosadas, la cara sin barba y el pelo bien recortado son propios de un estudiante. Parece sensato y, al mismo tiempo, lleno de entusiasmo en vista de sus movimientos. Al fondo se mueve algo: en el borde superior hay tres contornos sombríos que salen hacia la izquierda. Por lo demás, el estrecho cuadro de dos metros de altura se concentra únicamente en el retrato de cuerpo entero del estudiante.
Lleva unos zapatos de cuero negro con cordones y unos pantalones de traje negros holgados. Hoy en día se diría que son "de cintura alta", puesto que le llegan hasta la cintura. Lleva la camisa rosa pálido, de manga larga y sin botones metida por dentro de los pantalones. Ni el abrigo, ni la camisa, ni el pantalón tienen botones u otros accesorios visibles. Todos irradian una simplicidad atemporal. El atuendo se ajusta tan bien y parece tan cómodo que ni siquiera quieres quitártelo. Es como si hubieras invertido en una composición de clásicos de alta calidad hechos de materiales agradables y no quisieras llevar nada más.
Una actitud frente a la ropa de hace 112 años que encaja perfectamente con el espíritu actual. La atemporalidad, la simplicidad cualitativa y la longevidad son las palabras clave de una tendencia que está cambiando la industria de la moda. Las nuevas colecciones hacen que todo lo de la anterior temporada pierda su valor, el "fast fashion" se produce en condiciones terribles y pierde su forma después de un lavado... Estas son cosas que ya hace tiempo que se cuestionan y que revelan la importancia de otros factores, más allá de las tendencias o lo que se haya puesto de moda en Instagram. Al trabajar en la moda y ver el constante exceso de oferta al que nos enfrentamos hoy en día, es inevitable pensar en la sobreproducción, lamentar los lados oscuros de la industria y aprender a apreciar los diseños buenos, atemporales y duraderos.
Aunque este hombre es el protagonista de una pintura al óleo de hace 112 años, creo que su atuendo es bastante bueno. Muy clásico, valioso y universal. La verdad es que me lo pondría en 2020, incluso como mujer.
El Instituto Alemán para el Futuro habla de la "megatendencia de la neoecología", que combina la nueva comprensión de la moda con los conceptos de atemporalidad y sostenibilidad. El siguiente paso es deshacerse de la idea de que la ropa está hecha solo para mujeres u hombres. Las prendas más sostenibles no solo son duraderas, sino también unisex, para que todos puedan usarlas.
Las marcas pequeñas se concentran en diseños unisex simples y atemporales hechos con materiales de alta calidad. Asimismo, algunas marcas más grandes también han lanzado colecciones unisex en los últimos años, con básicos como pantalones de tela negros o camisetas y camisas blancas, a menudo elaborados con algodón orgánico. Que la camisa de nuestro estudiante sea rosa me hace pensar aún más en la desaparición de las fronteras de género en la moda de nuestro tiempo, aunque dudo mucho que Hodler tuviera esto en mente en 1908.
Lo que siempre me ha fascinado, tanto que estudié historia del arte, es la transición entre nuestra propia interpretación de una obra y su significado real. Solo lo descubrí después de pasarme un tiempo frente al "Jenenser Student", reflexionando sobre la atemporalidad de su atuendo, la calidad de sus zapatos de cuero, sus pantalones de corte universal y su camisa rosada unisex. En un momento me dio por mirar al cartel que había junto al cuadro. En realidad, Hodler no pintó un estudiante contemporáneo de 1908, sino que echó la vista atrás casi 100 años, hasta la época de las guerras de liberación contra Napoleón. El estudiante pertenece a un movimiento de 1813 que se rebeló contra la dominación francesa en Europa y Alemania y que logró que Napoleón retrocediese más allá del Rin en la batalla de Leipzig.
Lo que el "Jenenser Student" se está poniendo no es un simple abrigo, sino un uniforme. Como muchos estudiantes de la época, pertenece a un ejército de voluntarios que lucha en la guerra y crea su uniforme tiñendo de negro su propia ropa. El "Jenenser Student" de dos metros de altura de la Pinakothek es el estudio preliminar de "Der Auszug deutscher Studenten in den Freiheitskrieg 1813", una obra monumental de 3,65 x 5,60 metros en la que Hodler muestra claramente toda esta historia. A día de hoy, este colosal cuadro pintado por Ferdinand Hodler en 1908 con motivo del 350 aniversario de la Universidad de Jena, sigue colgado en el auditorio. En él, nuestro estudiante aparece rodeado de otros compañeros completamente uniformados que se suben a sus caballos mientras que una tropa de soldados marcha en el fondo.
En realidad, Hodler no pintó un estudiante contemporáneo de 1908, sino que echó la vista atrás casi 100 años, hasta la época de las guerras de liberación contra Napoleón. Lo que el "Jenenser Student" se está poniendo no es un simple abrigo, sino un uniforme.
La forma en que la obra se ha interpretado e instrumentalizado desde su creación no tiene nada que ver con la moda. Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, solo seis años después de la finalización de esta pintura, profesores de la universidad, como el filósofo y premio Nobel Rudolf Eucken, dieron discursos de propaganda para fanáticos de la guerra frente a ella con el objetivo de volver a movilizar a los estudiantes una vez más. Recordaban la guerra antinapoleónica como un acto de liberación desde un punto de vista patriótico y llamaban ahora a una nueva "guerra de liberación". En la era nazi esta pintura también tuvo un carácter propagandístico similar: buscaba darle un mayor significado, supuestamente integrado en la historia, al acto de ir a la guerra. En la RDA el cuadro mantuvo su lugar en la universidad, este vez para acompañar la idea del "Volksheer", un ejército antifascista formado por los propios ciudadanos.
Ya sea en 1813, 1908 o 2019, el estudiante representa un espíritu de optimismo y la voluntad de cambiar algo. El momento de transformación elegido por Hodler es sorprendente. Justo antes de ponerse el abrigo, que ni siquiera parece un uniforme, el estudiante sigue siendo percibido como un individuo cualquiera. Sin embargo, después se convierte en un integrante de un colectivo de soldados totalmente uniformados. En el momento que captura el cuadro el estudiante aún no tiene esta función. Lo que se muestra es la situación en la que él, como persona con un pensamiento independiente, decide ponerse el uniforme e ir a la guerra.
La idea del pensamiento y la acción independiente nos lleva de vuelta al presente: la ropa nunca antes había tenido tanta carga política como ahora. Con la ropa que compramos y usamos podemos influir en temas como las condiciones de producción, las emisiones de CO2 o los estereotipos de género. Al hacerlo, optamos cada vez más por la sostenibilidad en lugar de la devastadora "moda rápida", por la atemporalidad en lugar de la inmediatez y por la calidad en lugar de la cantidad. No importa si lo vemos como un uniforme o si lo interpretamos de una manera completamente diferente: el atuendo que lleva el estudiante de Hodler sigue siendo atemporal.
Milena Heißerer es bloguera de moda, trabaja como periodista independiente y es profesora de medios sociales. Después de muchos años en la burbuja de la moda de Instagram, ha llegado a apreciar las prendas atemporales.