En Múnich, había una vez un hombre de apellido Hahn que tenía tres hijos. Llegaría un momento en el que tendría que decidir a cual de ellos le dejaría su casa, así que les dijo: “Cada uno debe aprender un oficio y quien haga la mejor obra maestra, se quedará con la casa.”
No sabemos qué les dio de comer cuando eran pequeño, pero los tres desarrollaron excepcionales poderes creativos. El mayor, Daniel (27), transforma trenes y barcos en desuso en lugares encantadores. El mediano, Julian (25), abrió la encantadora cafetería “Gans am Wasser“ en un tráiler junto al lago. El más joven, Laurin (23), sorprendió al mundo con el “Sion”, un coche que funciona con energía solar. ¿Quién de los tres impresionará más a su padre y se quedará finalmente con la casa? Esta es exactamente la primera pregunta de nuestra entrevista con estos tres hermanos muniqueses tan emprendedores.
Daniel, Julian y Laurin, ¿quién se quedará con la casa?
Daniel, Julian y Laurin: Todos por igual.
Julian: Entre nosotros no hay rivalidad. Nos apoyamos mutuamente y hacemos muchas cosas juntos desde siempre. Todo comenzó con Wannda e.V., un proyecto colaborativo que Daniel fundó en 2012/13 y del que nosotros estuvimos entre los primeros miembros.
¿Qué significa el nombre de vuestra asociación, Wannda? ¿Viene de Wanderzirkus (circo ambulante)?
Laurin: Wann-da significa “Wenn nicht jetzt wann dann?“ (si no ahora, ¿cuándo?). Queremos ayudar a la gente a que haga realidad sus ideas sin demora. A decir verdad, sí que somos una especie de circo ambulante, ya que siempre llevamos nuestras carpas a dónde se nos ofrezca un sitio en esta ciudad. Nuestro objetivo es crear más espacio para los sueños, el arte y la cultura. Damos vida a lugares que hasta entonces estaban sin usar, como el recinto del antiguo Viehhof (mercado de ganado).
Daniel: Creamos entornos en los que a la gente le gusta estar tranquilamente y con toda su familia.
Como tu espectacular barco-cafetería sobre un puente en el barrio muniqués de Schlachthofviertel...
Daniel: Traer el MS Utting desde el lago Ammersee hasta Múnich fue una locura. Hicieron falta buceadores, el barco tuvo que cortarse a lo largo, utilizamos grúas carísimas, bloqueamos túneles y desenterramos semáforos. Mucha gente me dejó tirado porque este mega-proyecto era demasiado para ellos.
¿Por qué no tiraste la toalla?
Daniel: Para mí se trataba de hacer realidad un sueño. Casi todos los muniqueses han navegado por el Ammersee a bordo del Utting al menos una vez en su vida. Me encuentro constantemente con parejas que se casaron en el barco. Cuando subes a bordo, viajas en el tiempo. Esto para mi es muy especial. La sala de máquinas ya es de por sí un sueño. Restauraremos el barco como es debido y lo utilizaremos como cafetería y espacio para eventos. En los peores momentos pensaba: “¡Si vamos a naufragar, nada mejor que hacerlo en este barco de vapor!”
El Bahnwärter Thiel (guardavías Thiel) es tu segundo gran proyecto. Interesante nombre.
Daniel: El proyecto “Bahnwärter Thiel“ me rondaba la mente desde mucho antes de que tomara forma con la compra del ferrobús. Me gusta la novela de Gerhard Hauptmann; y en un principio, buscaba una caseta de guardavías auténtica. Mi búsqueda fue en vano, así que tuve que adaptar mi sueño a la realidad.
Finalmente, incluso Doris Dörrie se interesó en este proyecto.
Daniel: Sí, la conocimos porque, al igual que nosotros, estaba involucrada en un proyecto con refugiados. Ella y Bettina Reitz, la presidenta de la Universidad de Televisión y Cine de Múnich, llevaban tiempo buscando una idea para una cafetería de lectura con conciertos y eventos culturales en el campus. El ferrobús cumplió con esta función durante dos veranos, ¡e incluso se convirtió en una atracción turística! Ahora ha encontrado un nuevo hogar por otros cinco años en los terrenos de la antigua estación de tren Südbahnhof en Viehhof.
¿Por qué haces todo esto? ¿No podrías simplemente estudiar ingeniería mecánica como hacen otros?
Daniel: Llegó el momento en que finalmente me di permiso para ver mis proyectos como una vocación. Me apasionan; y gracias a ellos, he tenido bastante éxito. Al contrario, uno de mis amigos, que trabaja como ingeniero de proyectos y operaciones en una gran empresa de Múnich, ha utilizado casi todos sus días de vacaciones del año para hacer realidad un sueño en nuestro festival cultural de Wannda: vender allí sus propios kofte (una especie de albóndigas). ¡Eran los mejores con diferencia!
Laurin: Wannda ha dado forma a nuestro pensamiento empresarial. Todos los que formamos parte de la asociación hemos puesto en marcha otros proyectos de manera independiente.
Julian: Es cierto. La idea de los tráileres y de abrir una cafetería móvil como “Gans am Wasser“ surgió cuando me encargaba del catering en Wannda. Desde el principio, Laurin se sintió responsable de la sostenibilidad en nuestra asociación. Por aquel entonces construyó un aerogenerador para encender las lámparas y diseñó una bicicleta con la podías cargar tu iPhone. Después de esto, se pasó por completo al sector técnico y ha tenido éxito con el desarrollo del Sion.
Tras el escándalo de los motores diésel y la inminente prohibición de conducir coches diésel en el centro de las ciudades, tu invención de un vehículo eléctrico para uso diario llega justo a tiempo, Laurin.
Laurin: Definitivamente. Con el Sion, que utiliza energía solar además de la electricidad, queríamos crear un automóvil eléctrico verdaderamente sostenible. Tiene una autonomía de 250 km y se recarga hasta 30 km por día gracias al sol. Durante 40 años, mi padre condujo 8 km al día para ir a trabajar y conozco a mucha gente que hace trayectos similares. Está pensado especialmente para ellos, pero puede hacer mucho más. Sirve también como reserva de energía móvil, así que puedo conectar mis dispositivos electrónicos cuando estoy de camping o en una obra.
Comenzaste tu proyecto en secreto en el garaje con un amigo del colegio...
Laurin: Exactamente. Fue a finales de 2012 y junto a Jona Christians, mi amigo desde el primer curso. En su momento empezamos en secreto porque no queríamos que la gente nos tomara por locos. De aquella Tesla era prácticamente un desconocido en Alemania. Si le hubiéramos contado a alguien nuestra idea entonces, poco después de terminar el bachillerato, muchos se habrían reído de nosotros. Lo mejor era presentarla con resultados reales.
¿Cuándo estuviste seguro de que de ahí saldría algo?
Laurin: La noche en que condujimos nuestro prototipo de diseño por primera vez. ¡Fue una locura! Llevábamos año y medio trabajando en ello y por fin había llegado el momento: empujamos el coche y nos pusimos en marcha. Nosotros dos solos.
¿Ya lo ha probado Harald Krüger?
Laurin: Todavía no, pero en agosto de 2017 hicimos un viaje de prueba y promoción durante dos semanas en ciudades como Stuttgart, Fránkfort, Hamburgo, Berlín, Ámsterdam y París. Podías registrarte para probar el coche en nuestra página web. Fue una forma de dar las gracias a nuestros crowdfunders en toda Europa, que nos brindaron un gran apoyo.
¿El Sion es la gallina de los huevos de oro?
Laurin: Este no es nuestro objetivo, no lo hacemos en absoluto por dinero. Lo hacemos porque somos conscientes de que tenemos que cambiar las cosas para las generaciones futuras. En la actualidad, hacemos negocios sin pensar en el mañana. Pensamos en las cifras del próximo trimestre, pero no en los próximos años o décadas. Eso no tiene futuro. No es posible que las cosas funcionen de esta manera, y no lo harán. Es por eso que nos hemos comprometido a abordar un pequeño problema dentro de este panorama general.
En tu caso, Julian, ¿cuáles han sido los mejores momentos de tu primer año al mando de la cafetería Gans am Wasser?
Julian: Todo el proyecto de la cafetería no es algo que se culmine con un día especial, como podría ser el estreno oficial del Sion para Laurin. Han ocurrido muchas cosas, han venido a tocar bandas estupendas y hemos tenido exhibiciones artísticas espontáneas. Siempre es un poco diferente de como lo había planeado, pero a menudo es aún mejor. Me alegra mucho cuando la gente que está de visita en Múnich se pasa a visitarnos. Estamos abiertos todo el año, en casi cualquier condición meteorológica. Invitamos a bandas, así que hay mucha música, y también tenemos noches de micro abierto, con apariciones espontáneas de músicos, pequeñas obras de teatro y lecturas. Quien quiera participar, simplemente tiene que venir. Hay un espectáculo de títeres para niños una vez al mes y una sesión fija de yoga cada semana. Asimismo, a menudo recibimos a un grupo de danza brasileño que nos deleita con el forró, el baile en pareja más popular de Brasil. Para ello, despejamos la carpa para que haya espacio para bailar. Cualquiera que quiera probarlo es más que bienvenido. Un profesor de baile estará encantado de enseñarte los pasos. Vamos a tener muchos cambios. Pronto construiremos dos enormes puertas de entrada de 3-3,5 metros de altura con la apariencia de dos gansos, uno frente al otro. Lo que es realmente hermoso de este lugar es que nunca dejará de cambiar.
Daniel, Julian y Laurin Hahn crecieron a unos 500 metros del lugar del Westpark de Múnich donde Julian tiene desde 2016 su cafetería “Gans am Wasser”. En 2012, los hermanos fundaron la asociación cultural Wannda e.V. con amigos del colegio y de la infancia. Entretanto, los tres también desarrollan sus propios proyectos. El lema sigue siendo el mismo: “Wenn nicht jetzt wann dann?“ (si no ahora, ¿cuándo?) Los hermanos se caracterizan por su espíritu empresarial, su perseverancia y su pensamiento sostenible.
En julio de 2018, Daniel Hahn inició operaciones gastronómicas en el barco de vapor "Alte Utting", que había trasladado del Ammersee a un puente en el Schlachthofviertel en 2017. En 2023, el plan de Laurin de lanzar su innovador coche eléctrico, desarrollado junto a su amigo Jona Christians, fracasó. Los dos amigos han reestructurado su start-up y en el futuro suministrarán soluciones solares a las empresas automovilísticas.
Mientras tanto, Julian ha abierto otros dos cafés especiales, el café "Gans Woanders" en el barrio de Giesing, donde él y sus amigos han convertido un viejo quiosco entre las vías del tren y la Pilgersheimerstrasse en una especie de cabaña de brujas, el otro se llama "Café Lozzi" y está situado en el barrio de Glockenbach. Y luego está el proyecto con la posada a las afueras de Múnich: Julian y su hermano Daniel alquilaron el vacío Café Waldschlucht cerca de Bad Kohlgrub durante Corona. Probablemente aún estén ocupados renovándolo. También debería haber cultura en el nuevo Waldschlucht. Quizá también alojamiento para excursionistas.