Quien conoce la Loggia dei Lanzi de Florencia, apenas puede creer lo que ven sus ojos cuando desde la Odeonsplatz se sitúa por primera vez frente al Feldherrnhalle (el Templo de los Generales), una impresionante construcción con tres arcos de medio punto de increíble parecido con su modelo italiano hasta el punto de confundirlos.
Naturalmente el Feldherrnhalle es bastante posterior al edificio original de Florencia: fue construido entre los años 1841 y 1844 por el arquitecto Friedrich von Gärtner por encargo del rey Ludwig I de Baviera, quien no solo era un ferviente admirador de la antigua Grecia, sino también del arte italiano. El monarca, siendo aún príncipe heredero, realizó numerosos viajes a Italia e incluso tenía una mansión en Roma.
El Feldherrnhalle representa un papel muy importante en la historia de Múnich:
el rey Ludwig I lo mandó construir «para la gloria del ejército bávaro». Las dos estatuas de las arcadas laterales son de bronce fundido de cañones: representan al conde de Tilly, un victorioso general de la Liga Católica en la guerra de los Treinta Años, y al general von Wrede, quien condujo a las tropas bávaras contra las huestes napoleónicas.
Medio siglo después, en 1894, el príncipe regente Leopoldo hizo levantar un «monumento al ejército bávaro» en el centro del templo. El grupo de bronce de Ferdinand von Miller «dem Jüngeren» (hijo) conmemora la guerra franco-prusiana de 1870/71. Solo en el año 1906 se añadieron a ambos lados de la escalera sendos leones de mármol del Tirol meridional.
Los nacionalsocialistas convirtieron el Feldherrnhalle en un lugar de culto por el golpe de Estado fallido de Hitler del 9 de noviembre de 1923 («el Putsch de Múnich») y lo instrumentalizaron con fines propagandísticos. Tras la toma del poder, Hitler hizo colgar una placa de bronce maciza para «los mártires del movimiento» con una esvástica y la frase: «Und ihr habt doch gesiegt!» (Y sin embargo, ¡triunfasteis!).
Había permanentemente una guardia de honor de las SS, que solo se podía pasar haciendo el saludo nazi. Para eludir el ritual, muchos muniqueses empezaron a usar la calle Viscardigasse de detrás del Feldherrnhalle, por lo que pasó a ser conocida como el Drückebergergasserl («el callejón de los tramposos»). En él unos adoquines dorados conmemoran esta resistencia civil.
Hoy en día, tanto ciudadanos como turistas se sientan en los escalones del Feldherrnhalle a descansar de un día de compras o de visitar monumentos mientras disfrutan de la vista a la calle Ludwigstrasse y al arco de triunfo Siegestor. Cada julio, para el festival Open-Air-Event Klassik am Odeonsplatz (festival al aire libre de música cálsica al Odeonsplatz), el Feldherrnhalle se transforma en un escenario sobre el que actúan estrellas de la música clásica mundialmente famosas.