La Bayerische Staatsoper y el Ballet Estatal de Baviera muestran aquí su talento: el Nationaltheater de la Max-Joseph-Platz alberga uno de los mayores escenarios de ópera del mundo.
El Nationaltheater de la Max-Joseph-Platz no fue la primera sala de ópera de Múnich: ya a mediados del siglo XVII, el príncipe elector Fernando María encargó la construcción de una «Kurfürstliches Opernhaus» (Sala de ópera del Príncipe Elector). La «nueva sala de ópera» de François Cuvilliés le siguió en 1753. Con sus 560 butacas, la sala pronto se hizo pequeña para un gran público. Después de que en 1795 también se tuviera que cerrar la sala de la Salvatorplatz (Plaza de San Salvador), el rey Maximiliano I encargó al arquitecto Karl von Fischer el nuevo teatro nacional real.
En octubre de 1811 se puso la primera piedra, aunque pasarían siete años hasta que se erigiera la ópera: en 1813, las obras se interrumpieron durante un tiempo porque los costes de construcción eran más elevados de lo esperado. En 1817, un incendio destruyó una parte de la nueva construcción. Cuando se inauguró en 1818, solo se había llevado a cabo una parte de los planos de Fischer.
El 14 de enero de 1823, durante una función, se inició un incendio en una parte de la decoración. No obstante, no se pudo hacer nada para combatir el incendio porque el agua de extinción estaba congelada —los registros indican que el enero de 1823 fue uno de los meses de invierno más fríos del siglo XIX.
Como es habitual en Múnich, la cerveza desempeña un papel importante también en la noche del incendio: se dice que el rey Max I, el príncipe heredero Luís y el maestro de obras Leo von Klenze tuvieron que ver la catástrofe desde la ventana de la Residenz sin poder hacer nada y tuvieron la grandiosa idea de utilizar la cerveza de la Hofbräuhaus (cervecería cercana) como medio de extinción. De hecho, un informe histórico relata que “los cerveceros provocaron el incendio con la cerveza reposada en el frío” No obstante, el éxito de esta iniciativa fue mesurado — el teatro se quemó hasta los cimientos.
Poco después, la ciudad de Múnich encargó al arquitecto Leo von Klenze su reconstrucción. El teatro adquirió esta vez el pórtico característico que Karl von Fischer había proyectado inicialmente. Desde el punto de vista arquitectónico, el Nationatheater es la obra principal del clasicismo europeo y recuerda a un templo griego con su serie de columnas corintias. Ya en 1825 se pudo empezar a representar funciones en él.
Posteriormente, la II Guerra Mundial exigió su tributo —después de los bombardeos nocturnos de 1943, solo quedaron los cimientos de la sala de ópera. Una vez más, el Nationaltheater fue reconstruido en 1958. El propósito era reconstruirlo según la versión original de Karl von Fischer.
Después de cinco año de obras, la orquesta, que entretanto estaba domiciliada en el Prinzregententheater, tomó posesión de la sala en noviembre de 1963. Un acontecimiento totalmente espectacular es el Festival de Ópera que se celebra de junio a julio cada año, y en el que participan estrellas internacionales de la escena operística.
Varias veces a la semana se realizan visitas guiadas de 60 minutos en el Nationatheater. Además, también se realizan periódicamente visitas guiadas para niños, visitas guiadas para grupos y visitas guiadas individuales exclusivas.